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Reflexión del desarrollo en un país emergente y su vinculación con la concepción de pobreza

Escrito por Anthony J. Mendez

Fotografía: Portal Infoaldesnudo - Muro de la Vergüenza


El actual desarrollo económico de los países desde la perspectiva económica ortodoxa se subdivide generalmente en dos sectores importantes: países desarrollados y países en vías de desarrollo. No obstante, este último término ya se dejó de lado para dar paso a un nuevo seudónimo: países emergentes[1]. Ahora bien, mencionar esto conlleva implícitamente a pensar que de todas maneras estos países emergentes van en camino de salir del subdesarrollo, sin embargo, no necesariamente es así.

Esta categorización se basa priorizando un análisis unidimensional del desarrollo; es decir, usando como indicador principal al crecimiento de la producción en un transcurso de tiempo. Una descripción realista es que la mayoría de las economías están creciendo con el tiempo y que a largo plazo la tasa de crecimiento será constante y positiva; es decir, incrementos en el capital.

Por otro lado, observamos que los países desarrollados suelen tener mayores tasas de ahorro y más progreso técnico que los países emergentes; estos últimos tienen tasas más altas de crecimiento de la población, lo que influye en el desarrollo del bienestar, si en caso no existiera una planificación adecuada por parte del estado respecto a la redistribución, ya que la población crece mucho más que los recursos económicos disponibles, sobrepasando las expectativas razonables en mejora de acceso a la vivienda, atención médica oportuna, seguridad alimentaria, entre otras condiciones de vida.

Con este ejemplo, distinguimos cómo es que se divide el mundo en el aspecto económico o estructural, no obstante, si analizamos la superestructura (instituciones) también encontraremos otros factores por lo cual se hace esta división referente al desarrollo de algunos países sobre otros.

La valoración para calificar a un país emergente utilizando una relación directa entre crecimiento y desarrollo, muchas veces nos lleva a la confusión en pensar que sí un país con una tasa de crecimiento constante o en alza, de todas maneras, presentaría un desarrollo humano paralelo. Sin embargo, el crecimiento no deja de ser una variable necesaria para el desarrollo de un país. En efecto, Urbina en el 2016 menciona: “No estoy propiamente en contra del crecimiento económico per se sino de la adoración al <Crecimiento> y el modo específico de <desarrollo> que venimos teniendo actualmente dado su carácter materialista, consumista, asimétrico y antiecológico” (p.1).

Por tanto, al referirnos al desarrollo de un país debemos considerar este como un proceso completo más allá de las cifras y el incremento del Producto Interno Bruto (PIB); es decir, el bienestar de la población en cuanto a sus niveles de educación, empleos dignos, mejora en servicios de la salud, alimentación y medio ambiente. Para esto es un rol importante que tiene el estado, ya que esta institución debe garantizar el acceso a todos los ciudadanos a las necesidades básicas para el desarrollo humano[2].

Vinculando esta reflexión teórica acerca del crecimiento y desarrollo de un país emergente como el Perú, nos llevaría a lo siguiente. El estado peruano está inmerso en un modelo de crecimiento exógeno con una economía desacelerada y penetrada por las importaciones; cabe mencionar que es una economía primaria exportadora dependiente.

El Perú se muestra dependiente de los commodities, con un mercado interno demasiado flexible, que promueve como medida económica aranceles cero a la gran mayoría de los productos nacionales, mientras que las economías desarrolladas, las de alto índice de calidad de vida, curiosamente tienen un mercado interno más rígido en salvaguarda del bienestar de su población.

Con esto podemos relucir el tipo de desarrollo que tiene el país, el cual depende de la dinámica económica del exterior. Para transformar nuestra matriz de producción es necesario poner en marcha la llamada “diversificación productiva”, que consiste en generar nuevos motores de crecimiento económico y desarrollo endógeno, con el objetivo de lograr una reducción de la dependencia a los precios de las materias primas, y así, por un lado reducir la vulnerabilidad externa de la economía peruana, y por otro, lograr un desarrollo más equitativo. Lo mismo refiere el economista Félix Jiménez: “La solución es optar por una estrategia de crecimiento endógeno; por una economía menos dependiente de los mercados externos, que endogeniza la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país” (2011, p.1).

En consecuencia, generar desarrollo no solo conlleva mirar al crecimiento como el único fin de una nación, ya que este por sí solo no merma la desigualdad entre los habitantes de un país. En relación a eso, vemos como la economía peruana tiene diferentes debilidades en su estructura, como lo es la pobreza.

Concepción de pobreza

En los estudios de la pobreza coexisten diversas conceptualizaciones a lo largo del mundo. Algunos más complejos que otros, desde la forma que se mide hasta las políticas que se usan para erradicarla[3].

Los países para direccionar sus políticas de eliminación de pobreza primero deben medirlas, según esto, podrán saber cuántas personas deberán ser atendidas por el estado como pobres. En ese sentido, es prioridad tener una definición adecuada para luego pasar por la medición y que esta a su vez esté vinculada al desarrollo del país más allá de los ingresos como se ha dicho líneas anteriores.

Sen (2000) se refiere al desarrollo como: “Un proceso de expansión de las libertades reales de las que disfrutan los individuos” (2000, p.3). Según esto, debemos entender a la pobreza como la privación a la expansión de las libertades de los individuos, es decir, trasciende el concepto unidimensional de pobreza que la considera como la privación de recursos monetarios que tiene una persona. En ese sentido, la pobreza se caracteriza por ser un fenómeno especialmente económico con dimensiones sociales, políticas y culturales.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe denominaba a la pobreza como:

Un síndrome situacional en el que se asocian el infraconsumo, la desnutrición, las precarias condiciones de vivienda, los bajos niveles educacionales, las malas condiciones sanitarias, una inserción inestable en el aparato productivo (Altimir, citado en Arriagada, 2003)

Pasemos ahora a la forma en la que se mide la pobreza, específicamente en el Perú, observando que existen diversos métodos de medición, tanto a nivel monetario como no monetario: pobreza monetaria, pobreza multidimensional, Necesidades Básicas Insatisfechas. Sin embargo, la más convencional es la de pobreza monetaria, usada también por el Instituto Nacional de Estadística e Informática en las mediciones de la evolución de pobreza en la región. La medición monetaria utiliza el gasto como indicador de bienestar, el cual está compuesto por las compras, el autoconsumo, el autosuministro, los pagos en especies, las transferencias de otros hogares y las donaciones públicas (INEI, 2007-2016).

En efecto, se considera pobres monetarios a las personas y/o hogares cuyo gasto per cápita es insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos (vivienda, vestido, educación, salud, transporte, etc.). Por otro lado, son pobres extremos aquellas personas que integran hogares cuyos gastos per cápita están por debajo del costo de la canasta básica de alimentos[4].

Desde otro ángulo, la pobreza multidimensional trasciende el concepto monetario, ya que se basa en los postulados de Amartya Sen y su entendimiento del desarrollo como libertad.

Oxford Poverty and Human Development Initiative (OPHI) desarrollaron un índice de pobreza multidimensional, el cual tiene en cuenta las dimensiones de educación, salud y condiciones de vida bajo determinadas ponderaciones (Alkire y Santos, 2010)[5].

Las políticas hasta ahora que se han venido aplicando (con una reducción considerable de pobreza) no han acabado con el fondo del problema y todavía nos queda una cantidad de pobre no visibles para el estado[6], esto a consideración por la forma que tiene el Perú para medir la pobreza. Para ampliar este método y reducir cada vez más el porcentaje de hogares en situación de pobreza es necesario que el enfoque monetario se complemente con el multidimensional, donde justamente se presenta carencias no monetarias que hacen que las personas no logren las mismas capacidades para conseguir un desarrollo igualitario. Así los gobiernos de turno y los entrantes tendrán en su agenda una forma más exacta de poder evaluar la cantidad de pobres y las políticas más adecuadas para reducir la pobreza en sus dimensiones y así lograr un desarrollo más humano de los habitantes. La discusión teórica de la pobreza multidimensional demanda un análisis más extenso en la cual se explique sus diferentes concepciones y la aplicación en los países de la región y a nivel mundial.


Bibliografía

Dávila, C. (2014). Democracia y desarrollo humano en América Latina, Una mirada crítica desde la raíz. Desarrollo e Integración Latinoamericana, 1 (2), 69-88.

Domínguez, J. (2014). Desarrollo económico, países emergentes y globalización. Estoikos N°14.

Piketty, T. (2014). El capital del siglo XXI. París: Harvard University Press.

Programa de Naciones Unidas. (2014). Informe sobre desarrollo humano.

Suaréz, G. (2005). El sistema monetario internacional y los países en desarrollo. Lima. Tarea Asociación Gráfica.

Urbina, D. (2015). Economía para Herejes: Desnudando los mitos de la economía ortodoxa. Charleston-EE. UU: CreateSpace

Urbina- D., y Quispe, M. (2016-2017). La pobreza monetaria desde la perspectiva de la pobreza multidimensional: el caso peruano. Enfoque, (2), 77-98.

Alkire, S., Foster, J. E., Seth, S., Santos, M. E., Roche, J. M., and Ballon, P. (2015). Multidimensional Poverty Measurement and Analysis, Oxford: Oxford University Press, ch. 2.

Notas

[1] Domínguez señala: “Ni siquiera se suele hablar ya de <países en vías de desarrollo>, sino de <países emergentes>, que se asocian a una imagen de dinamismo y pujanza económica, frente a los que se presenta como decadencia de las economías industrializadas” (2014, p.1) [2] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2013), Informe sobre desarrollo humano 2013: 5. [3] El Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propone como uno de ellos el fin de la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. [4] Informe Técnico: Evolución de la Pobreza Monetaria 2007-2016 [5] Urbina y Quispe (2017). La pobreza monetaria desde la perspectiva de la pobreza multidimensional: el caso peruano. [6] Vásquez, E. (2012). El Perú de los pobres no visibles para el Estado: Inclusión social pendiente a julio 2012.

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