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Revisión histórica de la ciencia peruana y su importancia en contextos actuales

Escrito por Mery Altamirano Chuquimbalqui & Miguel Angel Silvestre Vargas

 

INTRODUCCIÓN

La ciencia y la tecnología han transformado la forma en la que el mundo se desarrolla, por lo mismo contar con capacidades científicas y tecnológicas propias es condición necesaria para profundizar y sostener los avances en el desarrollo económico.

Los “tigres asiáticos” son un claro ejemplo, las altas tasas de crecimiento de estos países se debió principalmente a la adopción de la ciencia y tecnología como motor de crecimiento económico incentivando las actividades de investigación y desarrollo (I+D) desde la década de los 80 y que se sostiene hasta la actualidad.

América latina y en especial el Perú están rezagados en este rubro, por lo mismo es menester priorizar el diseño de políticas eficaces en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). El objetivo de este artículo de revisión es mostrar los esfuerzos realizados por el Perú en materia de CTI en estos últimos 60 años y la importancia del mismo en contextos actuales.

REVISIÓN DE LA LITERATURA


Solow (1956) demostró que solo las mejoras tecnologías son capaces de generar un crecimiento económico sostenido a largo plazo, Corea del Sur es un claro ejemplo, en la actualidad es el país que más invierte en Investigación y desarrollo (I+D) como porcentaje de su PIB 4,8% (Banco Mundial [BM], 2018). La transformación de la economía coreana puede resumirse en dos escenarios: industrialización y globalización, el primero desarrollado en las décadas de los 60 y 70 se basó principalmente en la promoción de industrias (química y pesada) e incentivos para la sustitución de importaciones y el segundo dándose inicio por la década de los 80, fomentando una inversión sostenida en I+D cuyos resultados se observan actualmente frente a la Covid-19. Como sostienen un grupo de investigadores del Centro conjunto para la innovación Ariadne Labs, la respuesta de Corea del Sur se basó en sus inversiones en preparación y claridad estratégica (un enfoque en pruebas masivas y rastreo de contactos). Su éxito ha dependido en gran medida de su capacidad para ampliar rápidamente soluciones tecnológicas.

América Latina adoptó políticas similares a los “Tigres Asiáticos” pasando por un modelo de oferta (decenio de los 70) terminando en un marco institucional actual híbrido, que resulta de diferentes estratos de construcción institucional. Sin embargo, las necesidades, prioridades y limitaciones varían inevitablemente en gran medida de una región a otra y de un país a otro, lo cual demuestra la importancia de que cada país formule su propia estrategia.

Perú no fue la excepción, recibió influencias de diferentes modelos de implementación de políticas de CTI, sin embargo, el diseño y la implementación de dichas políticas ha sido limitada. La construcción de un marco institucional para la ciencia y tecnología en el Perú se remonta a 1966, el sector público jugó un papel protagónico en la oferta de conocimientos mientras que el sector privado tenía una débil participación, debido a que las empresas tenían poco espacio dentro de este marco y, por lo tanto, carecía de mecanismos para canalizar su demanda en CTI, asimismo, se creó el Consejo Nacional de Investigación, el cual años más tarde se llamaría el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC), como una mega institución encargada de coordinar, planificar, financiar y ejecutar las políticas de CTI, sin embargo careció de fondos y de peso político.

El decenio de los 80 y 90 estuvo marcado bajo un enfoque de demanda de conocimientos, este mismo sufría una fuerte reconfiguración, debido a que las necesidades por la adopción tecnológica se incrementaron. Por otro lado, el apoyo al lado de la oferta de conocimiento se desmanteló (Crespi y Dutrénit, 2013).

A finales de los 90 la necesidad de explorar nuevos enfoques y la evidencia en torno a las mejores prácticas sobre los determinantes del éxito de las economías que lograron alcanzar la frontera tecnológica mostraron un interés creciente por mejorar la articulación entre la oferta y la demanda de conocimiento (enfoque sistémico). Emular las buenas prácticas de las economías desarrolladas era un objetivo para el Perú en ese entonces, pero como argumenta Rodrik (2007), la misma receta no garantiza el éxito en una región que tiene diferentes condiciones iniciales.

En la década del 2000 en el Perú se aprobaron leyes importantes como la ley N° 28303(2004) que colocaba a la CTI como necesidad pública y de preferente interés nacional, así mismo se diseñó el “Plan nacional de ciencia y tecnología para la competitividad y desarrollo humano” (PNCTI) 2006-2021 que tiene como objetivo la articulación y concertación entre los actores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación; sin embargo CONCYTEC no tuvo los mecanismos eficaces para llevar a cabo las tareas que mandaba la ley, mucho menos para la ejecución de los objetivos del PNCTI. El escenario macroeconómico de esa década fue favorable para la economía peruana con tasas de crecimiento del 6.7% en promedio, no obstante, como argumenta Kuramoto (2013) las prioridades de política se concentraron en atender las necesidades de la población a corto plazo, más no se priorizo el fortalecimiento de las capacidades, que pueden mostrar resultados a mediano y largo plazo.

En estos últimos 20 años la inversión promedio en I+D en el Perú ha sido de 0.11% del PIB (BM) este gasto está muy por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (0.75%) y es 20 veces menor al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) (2.38%); la información recopilada en el primer censo nacional de CTI realizado por CONCYTEC y el INEI en el 2016 nos muestra datos preocupantes (en el Perú hay 1 investigador por cada 10000 habitantes, hay una baja participación del estado en el financiamiento de los centros de investigación que representa solo un 0.6%).

Perú tuvo iniciativas para el fomento de actividades en I+D en estos últimos años como la creación de la Ley Nº 30309 vigente desde el 2016 que beneficia mediante la deducción Impuesto a la Renta a los contribuyentes que realicen gastos en proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación tecnológica.

A pesar de que el Perú, en los últimos diez años ha quintuplicado la inversión en CTI y se hacen mayores esfuerzos, la inversión en este rubro todavía es escaso 0.12% PBI en el 2018 (BM). Por eso, la pandemia ha mostrado las falencias estructurales de la ciencia peruana y la débil cooperación entre universidades, empresas y gobierno, lo que Henry Etzkowitz y Loet Leydesdorff llamaron la “triple hélice” del desarrollo económico.

El papel que juega la ciencia es fundamental en situaciones extremas (Sagasti, 2020). Actualmente, hay un creciente interés en los países por incrementar los fondos destinados a investigación y desarrollo, Perú no se queda atrás, desde que se inició la emergencia sanitaria, se han destinado 22 millones de soles entre el programa Innóvate Perú y Proyectos “Especiales: “Modalidad – Necesidades Emergentes al COVID-19 2020”, Según la presidenta de CONCYTEC, Perú está entre los 4 países que más invierten en investigación frente a la COVID-19 en América del Sur. Se observa el protagonismo de la ciencia en este panorama incierto, según el último reporte de junio sobre las Prospectivas de la economía global 2020 del Banco Mundial las consecuencias de la pandemia resaltan la necesidad de poner como prioridad reformas estructurales para mejorar la productividad de los países esto incluye facilitar la inversión sostenida en I+D y fomentar la adopción de tecnología e innovación.

“Es posible vislumbrar que desarrollar capacidades en ciencia, tecnología e innovación es una tarea de largo aliento, y por eso es imperativo iniciar este gran esfuerzo y sostenerlo de manera indefinida” (Sagasti, 2011, p.5), esto permitirá avanzar hacia una economía intensiva en conocimiento e innovación capaz de atraer inversiones, creatividad y talento, y reducir la vulnerabilidad al sector exterior.

CONCLUSIÓN

En el Perú es trascendental lograr un desplazamiento significativo de las políticas públicas orientándose a la creación de capacidades en ciencia tecnología e innovación que sean aplicables en sectores estratégicos para así generar un impacto real y avanzar hacia a la sociedad de conocimiento. La pandemia ha mostrado que si es posible hacer ciencia en el Perú, y es menester contar con una base sólida en CTI, y con capacidades instaladas para hacer frente a problemas actuales y futuros del siglo XXI.

BIBLIOGRAFÍA

Censo Nacional de Ciencia y Tecnología (2016) INEI.

Francisco Sagasti Hochhausler; Lucia Málaga (2018) Un Desafío Persistente

ciencia, tecnología e innovación políticas para américa Latina, México, Coedición de Fondo de Cultura Económica y el Fondo Editorial de la PUCP.

Gustavo Crespi; Gabriela Dutrénit. (2013). Políticas de ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo: La experiencia latinoamericana. México: Foro Consultivo Científico Tecnológico.

Global Economic Prospects. (2020) Banco Mundial (BM).

Investigadores de Ariadne Labs (2020, Junio 30)”Emerging COVID-19 success story: South Korea learned the lessons of MERS” web| Our World in Data.

Juan José Díaz; Juana Kuramoto(2011) Políticas de ciencia, tecnología e innovación.

Plan Nacional Estratégico DE Ciencia, Tecnología e innovación para la competitividad y el desarrollo humano PNCTI 2006 - 2021.

Rodrik, D. (2007), Princeton: Princeton University Press One Economics, Many Recipes. Globalization, Institutions, and Economic Growth.

Sagasti (2011). En busca del Tiempo Perdido: Ciencia, tecnología e innovación en el Perú. Lima, FORO Nacional Internacional.

Sagasti, F.(2020, Mayo 20).”Francisco Sagasti: Queremos sentar bases para cambios estructurales en la ciencia” Entrevistado por Bruno Ortiz, web:| El Comercio.

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